Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
Rimas LVIII
¿Quieres que de ese néctar delicioso no te amargue la hez? Pues aspírale, acércale a tus labios y déjale después. ¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor? Pues amémosnos hoy mucho y mañana digámosnos, ¡adiós!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario