Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Súplica

Por hoy 
dame la mano 
para engañarme 

Dame tu cuerpo 
para saciar mi sed 

Por hoy 
sólo por hoy 
enséñame a mentir 
como te mientes 
cuando repites 

que únicamente el vuelo 
de un ave migratoria 
te une a mí 

Sin poemas

A partir de hoy
voy a amarte con silencios,
provocando ausencias
e inventando distancias;
desde hoy voy a amarte sin poemas,
con muy pocas acciones
y escasas palabras...
a partir de hoy voy a amarte así,
como tú me amas.

Cuenta la leyenda

El amigo de un amigo me contó, es así como comienzan las historias personales, que existió una caballero andante cuya principal fortaleza era el amor, el que sentía por una princesa a quien dedicaba todas sus proezas, su tiempo y que amaba más allá de cualquier límite.

Sucedió entonces que un infortunado día, en un ataque de ira incontenible la princesa al caballero le arrancó de su pecho lo más preciado y valioso que tenía, una flor que era el símbolo de su amor por ella, sin mirar atrás levantó grandes murallas, cerró las puertas cubrió cualquier espacio por donde pudiera acercarse el caballero, sin darse cuenta que este yacía muerto en el piso. 

Ese amor representado por la flor no solo era el corazón de él que latía por esa mujer, sino el núcleo vital de su lugar encantando, que desapareció inmediatamente, al mismo tiempo que él moría. No le dejó tiempo de nada, pues él frente a su princesa siempre estaba sin armadura, sin protección, sin escudo, pues confiaba plenamente, pero ella no confiaba en él ni en el amor que devota y fielmente le profesaba.

Así terminó la vida de ese caballero y junto con él aquel lugar que solo para ella había construido, su remanso de paz y de amor, se fueron los molinos, los duendes, las hadas, las ninfas, los faunos, el bosque, el lago, el arroyo y todo ese maravilloso mundo de fantasía que para ella, su único y verdadero amor, había creado.

Un ataque de ira y de irreflexión propiciado por una falsa percepción acabó todo de golpe convirtiendo aquel mundo mágico en una horrenda realidad, pues ella creó una nueva fantasía, lejos de él, ni siquiera se dio cuenta del daño causado, pues se amuralló fuertemente. Ni siquiera lo vio morir con el pecho abierto para descubrir que solo ella vivía en él.

Dice el amigo de un amigo, que el espíritu de ese caballero logró mantenerse intacto, viajando en caída libre hacia la tierra, para habitar el cuerpo de un mortal que podía entender su umbría tristeza, ahora los dos son uno caminando en solitario. Y ese hombre junto con el espíritu del caballero, sabe que el tiempo curará la herida, pero no matará ese amor.

Sin embargo, en algún lugar del palacio real, quedó un joven dragón escondido, temeroso y dolido de cuyos ojos, furtivas lágrimas aparecen ocasionalmente, lamentando la muerte de su amado amigo. Desconociendo las intenciones de la princesa, se esconde permanentemente, ya no hay más bosque encantado ni caballero, solo quedó la princesa y su nueva fantasía...

Todo lo anterior me fue contado por el amigo de un amigo.

Mentiras

Como no crees en mi sentimiento, como no crees en mí pues tu desconfianza es más grande que tu amor, voy a inventarte mentiras, para que pienses que no te equivocaste al mal juzgarme y seas feliz.

Comenzaré por decirte que no te amo, que no me importas y que tu aliento no estremece mi alma.

Te diré que tus ojos no vulneran mis sentidos, ni tu voz eriza mi piel, te contaré mentiras, como que mi corazón me ata a ti.

Agregaré a mis mentiras, que no soy tuyo, que no te pertenezco y que te he sido infiel no solo con mi cuerpo, sino también con el pensamiento.

Añadiré que no te recuerdo, que nunca pienso en ti, que no estás en todo lo que hago y que tu presencia no llena mi habitación,  incluso que estás letras no son para ti.

Te llenaré de mentiras como que ya no te recuerdo, que me olvidé de ti, que nunca fuiste algo que recordaría, ni que estaba por completo unido a ti.

Seguiré así contándote mentiras, todas las que se me ocurran para darte gusto en tu desconfiada obsesión de prejuzgarme, hasta que un buen día… vuelvas a creer en mí.

Si me tenías

Si me tenías,
por qué llenaste de dolor mis fantasías,
por qué llenaste tu cabeza de mentiras,
destruyendo la esperanza y la ilusión,
si me tenías…

Si me tenías,
porque inventaste una historia,
llena de rencor inmerecido,
de calumnias infundandas,
sin sustento ni razón.

Si me tenías,
por qué destruyes mi cariño,
mi devoto amor por ti,
contra tiempo y la distancia,
te lo daba todo a ti.

Si me tenías,
por qué romper de esta manera,
todo lo que yo te daba,
todo lo que estaba en mi,
mi completo amor sincero,
que guardaba para ti.

Si me tenías,
no había razón para matarme,
con palabras llenas de rencor,
desoyendo mis palabras,
inventado una traición.

Si me tenías,
por entero era de ti,
yo te amaba en exclusiva,
el amor más grande de mi vida,
si me tenías.

Tu y yo

Tú cambiándome la tierra por mar 
Terminas, yo quiero comenzar 
Así eres tú 
Yo cambiándote el silencio por mí 
Sumándole a tus horas mi ruido 
No me niegues si te pido 
Vivir perdiendo la cordura en tu boca 
Resucitando con cada gota de tu sudor y mi sabia 

Dime si estás sintiendo lo mismo que yo 
Que no lo quieres decir y es así reconócelo 

Que tú te mueres de ganas de hacerme sueño en tu cama 
Que sea en julio año nuevo y en tu desierto una flor 
Que tú te mueres de ganas de hacer mis ojos ventanas 
Que sean tuyos mis celos y que te envidien mi amor 

Yo me atrevo a ser un año en tu siglo 
A desnudarme haciendo equilibrio, así soy yo 
Tú pensando siempre más de la cuenta 
Analizando hasta que revienta mi sensatez y tu rabia 

Dime si estás sintiendo lo mismo que yo 
Que no lo quieres decir y es así, reconócelo.

Gianmarco

Si me vuelvo a enamorar

No me gusta estar lejos de tu alma,
y sentir que el viento no es de aquí­,
saber que a mi otoño le hacen falta,
unas hojas que cayeron y se quedaron en ti. 

No me gusta hablarte en el silencio,
y en el calendario descubrir,
que lunes a viernes yo te pienso, 
y los fines de semana vuelvo a reposar el alma, 
vuelvo a reinventarte en mí.

Si esconderte solo es parte de tu juego,
y si al final de tu camino estoy ahí­,
si con toda esta paciencia yo te espero,
si me vuelvo a enamorar,
no hay derecho a reclamar de nuevo.

Te puedo sembrar en mi memoria, 
para cosechar una intuición, 
puedo hacerte parte de mi historia, 
deshojar cada detalle y ponerte cien finales, 
mientras pienso que pasó. 

Si esconderte te protege de mi sombra, 
si avisar que no regresas es mejor, 
si de la misma frontera no me muevo, 
si me vuelvo a enamorar, 
no hay derecho a reclamar.

Gianmarco

La calumnia

Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.

No me compares

Ahora que crujen las patas de la mecedora
Y hay nieve en el televisor
Ahora que llueve en la sala y se apagan
Las velas de un cielo que me iluminó

Ahora que corren los lentos
Derramando trova y el mundo, ring, ring, despertó
Ahora que truena un silencio feroz, ahora nos entra la tos.

Ahora que hallamos el tiempo
Podemos mirarnos detrás del rencor
Ahora te enseño de dónde vengo
Y las piezas rotas del motor
Ahora que encuentro mi puerto
Ahora me encuentro tu duda feroz
Ahora te enseño de dónde vengo
Y de qué tengo hecho el corazón.

Vengo del aire
Que te secaba a ti la piel, mi amor
Yo soy la calle, donde te lo encontraste a él
No me compares
Bajé a la tierra en un pincel por ti
Imperdonable, que yo no me parezco a él
Ni a él, ni a nadie

Ahora que saltan los gatos
Buscando las sobras, maúllas la triste canción
Ahora que tú te has quedado sin palabras
Comparas, comparas, con tanta pasión.

Ahora podemos mirarnos sin miedo
Al reflejo en el retrovisor
Ahora te enseño de dónde vengo
Y las heridas que me dejó el amor
Ahora no quiero aspavientos
Tan sólo una charla tranquila entre nos.
Si quieres te cuento por qué te quiero
Y si quieres cuento por qué no.

Vengo del aire
Que te secaba a ti la piel, mi amor
Soy de la calle, donde te lo encontraste a él
No me compares
Bajé a la tierra en un pincel por ti
Imperdonable, que yo no me parezco a él
Ni a él, ni a nadie

Que alguien me seque de tu piel, mi amor
Que nos desclaven
Y que te borren de mi sien
Que no me hables
Que alguien me seque de tu piel, mi amor
Que nos desclaven
Yo soy tu alma, tú eres mi aire

No me compares

Que nos separen, si es que pueden
Que nos separen, que lo intenten
Que nos separen, que lo intenten
Yo soy tu alma y tu mi suerte
Que nos separen, si es que pueden
Que nos desclaven, que lo intenten
Que nos separen, que lo intenten
Yo soy tu alma y tu mi suerte...


Cada noche

Cada noche, 
Entre la piedra y la espada
El tiempo parecía claudicar, parecía derretirse,
Parecía olvidar dios, hogar, mirada.

Cada noche 
Parecía arremolinar deseos de noches pasadas,
Como intentando elicitar
Sueños de una alborada.

Cada noche, al despertar, 
Nuevos sueños se agolpaban,
Nuevos verso, nueva soledad,
Nuevas heridas en el alma.

Cada noche,
Un nuevo pesar, 
Una nueva luz,
Una nueva esperanza.

Cada noche,
En tu mirar,
O en el sueño
De encontrar tu mirada.

Y cada noche estaba ahí, 
Inventándote amores en la almohada,
Pretendiendo encadenar deseos,
Caricias, amores a su espalda.

Y cada noche, al despertar,
Su silencio acongojaba,
Y le volvía a amar, olvidando que no estaba,
Y le volvía a besar cada silencio del alma.

Cada noche, entre sus besos,
Mi corazón anhelaba,
Y le volvía a extrañar, le volvía a escribir,
Le volvía a inventar besádome el alma.

Y entonces, ya no éramos dos,
Y entonces, ya no había silencio;
Entonces me besabas
Y corrías a mi encuentro.

Y entonces, yo te amaba...
Igual que cada noche,
Igual que cada sueño.

Final

El final se vislumbraba, 
Antes de haber comenzado;
Mis manos en tu espalda, 
Tus manos en mi costado.

Y nos veíamos solos, 
Como de sombras rodeados,
Como intuyendo que nos marchábamos,
Que nos moríamos, 
Que no quedaban ni despojos.

Y cada veinte de febrero, 
El mundo parecía recordárnoslo,
Que cada veinte de febrero no estábamos ahí,
Que no habíamos sobrevivido para contarlo.

Así te ibas, 
como huyendo de mis manos
Y así me iba yo, 
como huyendo de mi pasado.

Y así nos íbamos los dos, 
Como huyendo de un destino,
De un amor, de un milagro.

El final se vislumbraba,
Antes de haber comenzado;
Mis sueños en tu mirada,
El corazón en la mano.

Y me marchaba,
Y te marchabas...

Cambios

Habíamos dejado las tempestades atrás,
Como dejando atrás el tiempo, 
El mundo, el silencio.

Habíamos dejado las tempestades atrás 
Y nos esperaba impaciente el destino,
El intransigente camino que habíamos escogido.

Habíamos dejado las tempestades atrás,
Y ya no éramos iguales,
Ya no éramos los mismos.

Y dejábamos tempestades,
Silencios y caminos,
Y nos olvidábamos a veces,
Hasta de nosotros mismos.

Y nada parecía igual,
Y todo parecía distinto,
Y te quería igual,
Y ya no sentía lo mismo.

Habíamos dejado tempestades atrás,
Con marginando resplandores de nuevos resquicios,
Como imaginando un nuevo mundo,
Un nuevo amor, un nuevo sitio.

Habíamos dejado las tempestades atrás,
Y a pesar de eso, todo seguía indistinto,
Tú en tu vendaval,
Yo en mi abismo.

Habíamos dejado las tempestades atrás,
Como tratando de olvidarnos,
Como recordando nuestro olvido.

Y ya no éramos los dos,
Éramos cada uno en su camino.

Deseo

Deseo decirte las palabras más profundas, pero no me atrevo, pues temo tu burla.

Por ello me río de mi mismo y transformo en bromas mi secreto.

Me burlo de mi dolor, para que no te burles tú.

Deseo decirte las palabras más sinceras, pero no me atrevo, pues temo que no me creas.

Por ello las disfrazo de mentiras y digo lo contrario de lo que pienso.

Me esfuerzo en que mi dolor parezca absurdo para que no te lo parezca a ti.

Deseo decirte las palabras más valiosas, pero no me atrevo, pues temo no ser correspondido.

Por ello te nombro duramente y me enorgullezco de mi insensibilidad.

Deseo sentarme silenciosamente a tu lado, pero no me atrevo, pues temo que mis labios traicionen mi corazón.

Por ello hablo disparatadamente, escondiendo mi corazón tras mis palabras. Trato a mi pena con dureza, para que no lo hagas tú.

Deseo alejarme de ti, pero no me atrevo, pues temo que descubras mi cobardía.

Por ello levanto la cabeza y me acerco a ti con aire indiferente.

La constante provocación de nuestras miradas remueve mi dolor sin piedad.

Mi ciudad

Mi ciudad es chinampa
en un lago escondido,
es cenzontle que busca
en donde hacer nido,
rehilete que engaña
la vista al girar.

Baila al son
del tequila su valentía,
es jinete que arriesga la vida
en un lienzo de fiesta y color.

Mi ciudad es la cuna
de un niño dormido,
es un bosque de espejos
que cuidan un castillo,
monumentos de gloria
que velan su andar.

Es un sol
con penacho y sarape veteado,
que en las noches se viste de charro
y se pone a cantarle al amor.

Por las tardes con luna
se baña su piel morena
y al desatarse las trenzas
sus ojos tristes se cierran.

Guadalupe Trigo