Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Seré aquello que necesites que sea

Seré aquello que necesites que sea.
Por esta vez no quisiera ser una dama frágil y delicada,
no ser una simple visión lánguida que sueña
que un día un príncipe azul llega a su ventana para rescatarla.

Por esta vez quisiera ser un caballero de capa y armadura
que defienda tu alma y te dé el consuelo que tu corazón reclama.
Blandir una espada de plata para alejar a los monstruos
que lastiman y acorralan tu espíritu dejándolo vacío.


Quisiera ser aquello que necesitas que sea para ser feliz,
para sentirte completo, para que la tristeza no roce tu alma.
Quisiera ser aquello que te dé paz, que te regale sonrisas
y poder cuidarte de todo aquello que pueda lastimarte.

Quisiera ser no solo tu dama, sino también tu caballero de capa y espada,
ser frágil y enamorada cuando mi amor reclamas
y ser fuerte y brava cuando deba defenderte de oscuros fantasmas.

Hoy quisiera ser, aquello que necesitas.
Quisiera transformarme en brisa para rozar tu cara
y en rayo de sol para darte el calor que ansía tu alma.

Quisiera ser todo ello y mucho más,
ser todo lo que tu quieras que sea…
Todo aquello que haga falta para hacer brotar una sonrisa en tu cara
y aquello que alcance para hacerte saber que no estás solo.

Hoy seré dama y también tu caballero de capa y espada...

Gracias :D

El valioso tiempo de los maduros

Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante que el que viví hasta ahora...

Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan esos inflados.

No tolero maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los mas capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Detesto si soy testigo de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. Las personas no discuten los contenidos; no... apenas los títulos. Y mi tiempo es escaso para disentir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...Sin muchas golosinas en el paquete...

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.

Que sepa reír de sus errores. Que no se envanezca con sus triunfos. Que no se considere electo ante de hora. Que no huya de sus responsabilidades. Que defienda la dignidad del hombre y que desee tan solo andar al lado de la verdad y la honradez.

Caminar junto a cosas y personas de verdad, disfrutando de un afecto absoluto y sin fraudes; nunca será pérdida de tiempo.

Lo esencial, es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas. Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.

Si...¡Tengo prisa por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar!

Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan. Estoy seguro que serán mas exquisitas que las que hasta ahora he comido.

Mi meta... es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Espero que la tuya sea la misma porque de cualquier manera... llegarás.

Quédate conmigo

Buenas noches, bienvenida, deja tu recato y tu pudor detrás de la puerta y entra en mi vida, que ahora es también la tuya.

Aquí estoy con los brazos abiertos, el corazón en la mano, con una sonrisa de bienvenida y dispuesto a entregarte mi vida entera.

Pasa en silencio que no necesito palabras, me bastan tu sonrisa y tu mirada que me enamoran día con día. Solo toma mi mano y caminemos juntos. Siéntate a mi lado para contemplar tu negro y abundante cabello que me acaricia el rostro y me llena de su fragancia.

Ven a mi lecho y compartamos fantasías, ilusiones, esperanzas y sueños que se convierten en realidad, compartamos realidades que se vuelven fantasías, ilusiones, esperanzas y sueños.

No digas nada, los suspiros hablan por tu alma y por la mía, que nos las entregamos en un beso largo, cálido y húmedo, déjate llevar y olvida las vicisitudes del día, que esta noche es de alegría y felicidad, pues estamos juntos, unidos por un lazo invisible e indivisible, que nos acerca y nos ata, nos desborda, nos eleva y nos hace tocar el cielo.

Siente mis brazos rodeando tu cuerpo, mientras tu te aferras al mío, como el último recurso para encontrar la paz, el equilibrio y el amor que nos envuelve y nos cobija. Nos basta nuestros cuerpos para darnos calor y nuestros corazones que laten a un mismo ritmo y melodía.

Descansa en mi pecho y soñemos juntos, que la noche es nuestra cómplice y la luna testigo. Dejemos que el amor nos haga uno solo, somos uno para el otro y nos pertenecemos.

Quédate conmigo, quédate conmigo esta noche y si no es mucho pedir, quédate conmigo toda la vida.

El viejo faro

Ese día casi a punto de caer la noche Entusiasmo volaba a toda velocidad llevando una valiosa pasajera, la Princesa Ángel, ambos queriendo llegar desde el lejano Reino del Sur al Bosque Encantado para alcanzar al Caballero de la Rosa.

Mientras en el Bosque Encantado el caballero regresaba de una pequeña saliente en donde había encontrado un viejo faro y a todo galope pasaba por la orilla del Mar de la Ilusión, en este punto se encontraron los enamorados, con el corazón lleno de júbilo se vieron, cada uno se apeó para fundirse en un abrazo rebosante de felicidad de estar juntos.

Disimuladamente y sin que los enamorados lo notaran Corcel y Entusiasmo se retiraron sigilosos hacia el otro extremo del bosque para respetar la intimidad de aquellos. Al llegar a un acantilado descansaron ambos e intercambiaron miradas de complicidad, el noble bruto con su mirada penetrante y profunda, el dragón con su mirada curiosa y llena de vitalidad, ambos felices de ser parte importante en los encuentros entre la princesa y el caballero, que cada día se prodigaban un intenso amor.

Corcel preguntó al dragón golpeando con su pata el suelo: “¿Qué estarán haciendo ahora?” “Demostrándose su amor” contestó el joven y mitológico ser entre una sonrisa de picardía.

A la orilla del mar la princesa y el caballero se contaban los pormenores de su día, mientras lentamente caminaban tomados de la mano, no había mucho por decir, les bastaba estar juntos para que el universo entero desapareciera, en ese momento solo eran ellos prodigándose amor.

La princesa se sentía cansada, él la tomó en sus brazos y la llevó hasta el viejo y frondoso árbol frente al mar para que vieran el crepúsculo juntos, la sentó en sus piernas, un placer que llenaba de vida al caballero, ella recostó su cabeza en el hombro de él, se hizo un silencio profundo, para poder escuchar que el corazón de cada uno latía a un mismo ritmo. A lo lejos se alcanzaba a distinguir el viejo faro, el campeador pensaba que sería más fácil restaurar el faro que hacer una nueva fuente, idea que lo que tenía obsesionado. No pensaba reconstruirlo para que alguna nave se acercara, más bien como una advertencia de que no podrían atracar ahí, pues más allá del mar que resguardaba el bosque existía una cadena de arrecifes imposibles de sortear, pues el Bosque Encantado solo existía para ella, su princesa.

Una caricia en su rostro proveniente de ella lo sacó de sus pensamientos, sus miradas se cruzaron y él pensaba que no podía ser más feliz. Se miraban con una ternura sin límites, no había necesidad de palabras, era su momento y su tiempo, ambos disfrutaban de su mutua compañía.

En el cielo comenzaron a aparecer las primeras estrellas, él se las enseñaba una a una, ella parecía ponerle atención, ambos sabía que no lo hacía, no lo necesitaba, pues ambos tenían lo que verdaderamente les importaba, se tenían a ellos.

La Princesa Ángel estaba cansada por sus labores y por el largo viaje sobre el dragón, se fue quedando dormida mientras el caballero acariciaba sus cabellos, él la cobijó con sus brazos y la acomodó dulcemente en su pecho para no despertarla, verla dormir era un placer que consideraba fuera de este mundo. Sentía su cálido cuerpo depositado en él, relajada, confiada, enamorada, desde sus primeros encuentros sabían cómo descansar cuando estaban juntos, de manera natural  se entendían sin mayor esfuerzo y sin palabras, era su corazón el que los dirigía, un solo corazón en dos cuerpos. Estaban cada día más unidos, no podían concebirse por separado.

Cuando la princesa dormía, el caballero le hablaba en voz baja, le contaba la naturaleza de su amor, ella parecía entender pues con frecuencia dejaba escapar suspiros justo cuando él terminaba una oración, la miraba con ternura y le seguía hablando hasta que el sueño también lo vencía a él.

El joven dragón tenía razón, ellos estaban demostrándose su amor.

La fuente

Miraban los tres amigos en silencio el resultado de su trabajo, las mustias margaritas que los rodeaban miraban en sentido contrario como no queriendo participar de esa decisión, un par de ardillas que pasaban se detuvieron a mirar hacia el patio central al frente de la cabaña, se miraron mutuamente y corrieron tan pronto como pudieron, los ruiseñores detuvieron su canto…

El joven dragón franco como siempre fue el primero en hablar: “Esto es una porquería”, sin más que decir Corcel, caballero y Entusiasmo al mismo tiempo se dedicaron a destruir la fuente que habían construido para la Princesa Ángel.

Todo volvió a la normalidad inmediatamente al ver a ese trío deshaciendo el trabajo que les había llevado buena parte del día, los ruiseñores los acompañaron con sus trinos, las margaritas se mostraban espléndidas y leve soplo de aire los refrescaba para que acabaran cuanto antes su ardua tarea.

El Caballero de la Rosa gran constructor, nunca había construido una fuente, quería complacer a la princesa, darle algo que la refrescara, los acompañara y arrullara en sus noches de intimidad, un lugar refrescante en donde podrían beber la fresca agua y sentarse a platicar en su borde, él a decirle sus poemas y pensamientos de amor, ella a corresponderle con mimos y suspiros, con la sonrisa y la mirada que enamoraba cada día más a su campeador.

El caballero y Corcel demolían, Entusiasmo transportaba los escombros de regreso a la cantera, al terminar los tres amigos sonrieron satisfechos y se miraron de acuerdo en iniciar nuevamente otro proyecto, esta vez quizá fuera necesario hacer varios bocetos antes de gastar energía y tal vez mostrarlos a la princesa antes, aunque esto echara a perder la sorpresa. Será cosa de pensarlo, por hoy era suficiente trabajo y el caballero debía asearse para alcanzar a esa mujer que le quitaba el aliento, la Princesa Ángel.

De norte a sur

Mi brújula apunta al sur, no por un cambio en el polo magnético, ni por un acto de rebeldía pura, sino por razones del corazón.

Mi brújula funciona diferente a las demás, se guía por el corazón y este hace tiempo que cambió de lugar, en un irrefrenable y por demás imprevisto acto de amor, me fue robado desde el sur, lugar en dónde ahora vive. Por este motivo el rumbo de mi vida cambió mejorando indudablemente su condición.

Desde ese maravilloso día mi brújula apunta al sur, donde vive la dueña de mi corazón, quien tiene una forma de mirarme y sonreírme de un modo que no puedo resistirme, que me inspira con su andar rítmico y armonioso, casi felino pero de indudable sensualidad, femenina y sensible, inteligente y culta, bromista y risueña, con una alma de niña que va muy bien con la mía, pues son una sola.

Ahora paso el tiempo mirando al sur, buscando el modo para alcanzar a la dueña de mi amor, mientras tanto he construido un mundo mágico solo para ella y para mí, un lugar en donde nos encontramos cuando soñamos, aún despiertos, pues desde hace tiempo un lazo invisible e indestructible nos une y nos hace un solo ser.

Así que mi brújula apunta alegremente al sur, en donde vive mi corazón.

Tus rutinas

Me gusta verte caminar como buscando algo que nunca encuentras, dando vueltas y vueltas por la habitación, entrando y saliendo del cuarto de baño, mientras ubico el mejor lugar para contemplarte en esa rutina que tanto me encanta y fascina.

Y mirarte alejándote de mi con el suave y cadensioso ritmo de tu cadera, con tus piernas largas y torneadas de femenino andar, conteniendo las ganas de tomarte en mis brazos y besarte toda.

Y esa bata que usas que siempre está a punto de abrirse o de caer, para mostrar tu cuerpo sin el menor pudor, casi por accidente y la acomodas con desenfado nuevamente, como si cualquier cosa, mientras observo embelesado.

O cuando se asoma generoso uno de tus pechos, casi siempre el izquierdo, tal vez porque eres zurda, invitándome a besarlo o acariciarlo y me miras de reojo complacida por mi indecisión y mi inquietud, con esa mirada pícara de niña traviesa a la que no puedo resistirme.

Y sigues como sin darte cuenta pero feliz de sentir mi mirada en tus sencillas rutinas, como la de pintar tus uñas pasando el tiempo indecisa por el barniz que más conviene, o cuando contra tu costumbre peinas tu cabello queriendo complacerme, en una lucha constante por mantener los rulos que tu negro cabello se resiste a mantener.

O al maquillarte y pintar tus labios entrecierras los ojos y abres la boca en ese gesto automático que dominas, y quiero decirte que no necesitas afeites, que me gustas así al natural, que siempre te encuentro bella.

Gozo viendo tus sencillas rutinas y tu mirada coqueta y sensual de niña mujer, de hembra madura, que a hurtadillas me regalas de vez en vez, que tomo como invitación para acercarme a ti y despejar tu rostro de esa melena tan rebelde como tú y besar tú frente, y besar tu mejilla y es entonces cuando tus labios buscan los míos para acariciarse en un beso, que no te distrae de tus comunes quehaceres, pero que son importantes para mi, pues son esos los detalles que vivimos en la intimidad, esas tus rutinas que son tan tuyas y también tan mías.