Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Al oído de una muchacha

No quise.
No quise decirte nada. 

Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.
De brisa, de risa y de oro. 

Se meneaban.
No quise. 

No quise decirte nada

No hay comentarios.: