Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Cuando tú te hayas ido

Cuando tú te hayas ido 
me envolverán las sombras. 
Cuando tú te hayas ido 
con mi dolor a solas 

evocaré ese idilio 
y aquellas dulces horas. 
Cuando tú te hayas ido 
me envolverán las sombras. 

En la penumbra vaga 
de la pequeña alcoba 
cuando en aquellas tardes 
te acariciaba toda 

te buscarán mis ojos, 
te buscará mi boca 
y sentiré en el aire 
un tibio olor a rosas. 
Cuando tú te hayas ido 
me envolverán las sombras.

Te libero de mí

"Te libero de mí, de mis males, de mi malgenio, de los domingos por la tarde en donde nunca puedo más, del odio a mis cumpleaños, de no saber cómo hacer para regalarte algo que no pierdas. Te libero de mi desengaño, de tu karma, de mis novedades, de la contradicción que represento. Te libero de mis llamadas que te saben a autocompasión, de mis enredos, de mi cabello suelto, largo, sin peinar. Te libero de mi consciencia, del desconcierto a fin de mes, de la caída, de la llegada, de mi huida inevitable. Te dejo libre para que me dejes, para que me veas de lejos y me quieras, menos."

Usted me quiere...

Usted me quiere, claro
y se le nota
pero advierta usted también
cuanto la quiero.
Con cierta premeditación
y cautela me fui agrandando
en su vida
–y usted en la mía–,
hasta llegar a esta necesidad
de estarnos cerca
y de soñar
–como hacen los enamorados–,
que usted me quiere, claro
y yo la quiero.

Había olvidado

Había olvidado lo que es suspirar
al pensar en alguien más...

habia olvidado lo que es extrañar
a alguien que no sabes si regresará...

habia olvidado lo que es querer
sin siquiera saber quien es...

habia olvidado tantas cosas,
tantas cosas que habia dejado de amar.

Kumbala

Luz 
roja es la luz 
luz de neón 
que anuncia el lugar 
baile kumbala bar 
y adentro la noche es 
música y pasión 
Sol 
no entiendes lo que pasa aquí 
esta es la noche 
y de la noche son 
las cosas del amor 
el corazón a media luz 
siempre se entregará 
Mar 
todo el ambiente huele a mar 
mucho calor 
sudores en la piel 
sudor sabor a sal 
y en la pista una pareja 
se vuelve a enamorar 
Una risa, una caricia 
y en la pista una pareja 
se vuelve a enamorar 
Un sabroso y buen danzón 
a media luz el corazón 
y en el Kumbala todo es 
música y pasión.




La Maldita Vecindad

Hasta el fondo del Zaguán

Hoy recordé que a tu ombligo le hablaba de usted 
que para mi era prohibido tocarle el timbre al botón 
y hoy me encontré una luz de neón en tu brasier 
en medio del boulebard donde el bra 
tropecé con un broche 
desabrochado.

Donde me encontré la llave, 
de tus besos de tequila de tu boca de alquitrán 
de los labios que mordían 
de tus ganas que chupaban 
mis ganas de penetrarte 
hasta la mitad de tu alma y 
hasta el fondo del zaguán.


Con olor a tanjarina

Y atrás de tus pantorrillas 
pulpa fresca de ciruela 
se acabaron la canciones, 
comenzaron los gemidos 
con tus uñas y tus dientes 
firmaste toda mi espalda 
con tu falda levantada y 
con olor a tanjarina


Y probando estas intenciones 
tan malas pero tan buenas 
como la leche caliente 
como el medio... 
de tus piernas


Y esa noche dimos chance 
de semáforos en verde 
se rompieron los candados de 
pantimedias y trusas 
y el amor abrió las piernas 
y las recargo en mis hombros 
se abrieron todas la puertas 
!recorrimos los contornos!


De las pieles y al final 
de penetrarte sin calma 
hasta el fondo del zaguán 
se quedo atorada mi alma 
y hasta el fondo del zaguán 
yo dejé inundadita tu alma 
y hasta el fondo del zaguán... 
!se quedo atorada mi alma!


Armando Palomas

Kafka y la Muñeca... la omnipresencia de la pérdida

Cuenta la historia, que Franz Kafka, se encontró con una niña en el parque al que iba a caminar todos los días.

Ella estaba llorando, había perdido a su muñeca y estaba desolada. 

Kafka se ofreció a ayudar a buscar a la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar. 

Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron:

- Por favor no me llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras ...- Este fue el comienzo de muchas cartas.

Cuando él y la niña se reunían, él la le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. La niña fue consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente se veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta explicó:

-"mis viajes me han cambiado…"-

Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca . En resumen, decía: -Cada cosa que amas, es muy probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma "diferente"-.

Deseo

Asciende por mi cuerpo como otra sangre
más cálida
que en mi boca se muda,
se vuelve la que no es 
y se extingue
como un rumor más de la noche.
Río
que repite nombres.

Desolado

De tanto imaginarte, sonreírte, esperarte, me canso. Te veo y pregunto ¿eres tú?
Respiro tu llegada; ya sin creer.

No me pidas explicaciones.
No me quites la idea que tengo, tan vaga.
No me pruebes, por favor, en terreno firme (me harías a un lado).

Algunas veces de ti no queda nada, una pequeña lámina.
Si llegas, te aproximas, te parece bien, sencillamente será otra cosa, otra cosa, cosa de delirio.
Tendrás magnitud y calor.

Eres el otro lado del botín.
¿Comprendes?

Sólo tú misma en el acto. Extendida, carnosa, húmeda.

Sólo tú misma en el acto. Extendida, carnosa, húmeda.
Un temblor sin lapso. Sin equívoco. Torbellino en torno de la flor de blando terciopelo, acorazonada, que nace del clima 
de tus piernas como un grito nocturno. Flor que se liba.
Sombra de flor. En la sinfonía ciega de las corrientes lozana forma de mis manos sin ojos. Cuerno remoto de los rendimientos. 
Llego navegando ondulaciones desesperadas. Soy dichoso. 
¿Cuál es el color de esta fruición desencadenada, cómo llamarla, qué dios nos ha entregado esta conjunción? Me iré, Venus, 
me iré, pero antes quiero apurar la copa. Ahogar los límites mollares, sofocar los cerrojos albeantes, vencer la sombra leda 
de la desnudez, sacrificar el sonrojo numerado.
No me marcharé hasta que esta vegetal confusión de ondas no se haya cumplido. En tanto mi animal lamedor no esté sosegado. 
Amo los blandos linderos de inefable tinte, ondulantes en la selva enana y espléndidamente libre que sobresale de tu cuerpo 
como mil vocecillas frutales, el letífico aroma, el muelle calor, el ansioso tremar. Toda tú adunada por mareas geométricas 
a mi piel. Toda presión, jadeo, huida, retorno, blancor, demencia. Nadadora. Extensión que amamanta mi vicio. Sombra 
del láudano bajo mi pesado tiempo.
No partiré sin llevar una hora feliz en la corola, giradora, vencida y celante de los ojos que como al sol te reciben.

You

Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero 
al séptimo día 
tu cuerpo es un arrogante 
                                                      palacio
donde vive
                          el
                               temblor.

Una urbe áspera sella mi boca.

Yo viajo a los espacios transparentes.
Conmigo está tu chal de lana, el viejo fonógrafo que cuidabas tanto,
tus zarcillos con que ibas al mercado, tu pulsera de oro, la vajilla humilde.
El perro que nos despertaba pasa su hocico por mi lecho.
No es magia, sencillamente nada he olvidado a no ser que existo sin ti.

Vengo de un reino extraño

Vengo de un reino extraño,
vengo de una isla iluminada,
vengo de los ojos de una mujer.
Desciendo por el día pesadamente.
Música perdida me acompaña.

Una pupila cargadora de frutas
se adentra en lo que ve.

Mi fortaleza,
mi última línea,
mi frontera con el vacío
ha caído hoy.

Hablo de tu soledad

Hablo de tu infinita soledad
dijo el fulano
quisiera entrar a saco en tu memoria
apoderarme de ella
desmantelarla desmentirla
despojarla de su último reducto

tu soledad me abruma / me alucina
dijo el fulano con dulzura
quisiera que en las noches me añorara
que me echara de menos
me recibiera a solas

pero sucede que /
dijo calmosamente la mengana /
si tu bendita soledad
se funde con la mía
ya no sabré si soy en vos
o vos terminás siéndome

¿cuál de las dos será
después de todo
mi soledad legítima?

miráronse a los ojos
como si perdonaran
perdonándose

adiós
dijo el fulano

y la mengana
adiós.

La hora

Me gusta la hora en que mi prosa se desata y corre libre e irresponsablemente feliz. Cuando surgen las letras sin prisa pero sin pausa, sin barreras ni límites, agolpándose, encimándose, libres de significado vaciando mi sentir sin restricciones, es en esos gloriosos momentos... que soy feliz.

No necesito musa

No necesito más musa que mis sentimientos, la que tenía ingrata me abandonó dejándome a la deriva, sin rumbo ni puerto a donde llegar, desconcertado, desorientado, perdido y confundido en un mar de letras sin sentido, en una noche sin luna ni estrellas que guiaran mi camino.

No necesito musa que lleve mis letras y las dirija, pues encontré a quien antes me inspiraba, solo tuve que mirar dentro de mí y mustio, tímido y algo oculto se encontraba un corazón adolescente y un alma desbocada que en algún momento de mi vida se habían guardado de mí mismo.

No necesito musa para escribir, ¡pues me basta mi corazón pirata y mi alma rebelde!

Hoja de otoño

Hoja de otoño que cae balanceándose despreocupada, impulsada por el viento, sin rumbo fijo ni seguro destino.

Soy

Soy vereda y soy camino, viento del norte, mar embravecido, soy pecado y soy prohibido.

Al llegar la noche

Al llegar la noche, viajo a través de la oscuridad tratando de hallar aquellos sueños imposibles a la realidad, queriendo volar a través del tiempo y soñar contigo.

A llegar la noche viajo hasta donde estas tú.

Y al murmullo de esta voy pronunciado tu nombre, y sigo viajando y navegando a través de este espacio hasta llegar a tu cuarto, en este en donde escondes mil cosas, quizá aquellas que escondes aquí las gritas y aquellas que no pudiste evitar decir, aquí las callas.

Al llegar la noche te miro aquí, y quisiera decirte que eres importante para mi, que te quiero si... ¡te quiero! Pero por el momento duermes y será mejor verte solo a si, quizá me quede hasta la mañana siguiente, a si velaré por ti, hasta que nuevamente habras tus ojos y entonces deba marcharme.

Hoy y todas las noches que vengan cuidaré de ti, mientras que duermes y estaré a tu lado. Esta noche te veo distinta quizá más hermosa que nunca, esta noche tu rostro muestra tranquilidad y tus ojos son tan bellos, tus manos se ven tan tiernas... quisiera tocarlas por un instante, así como besar tu boca, pero se que es imposible.

Esta noche se ha terminado y tengo que marcharme, quizá despiertes y me mires, aunque es imposible... por que este sueño es mío... mi sueño eres tú.

Cae la noche

Cae la noche, ese punto clave en el que vienes a mí en silencio, robándome aliento, haciéndome recordar todo lo vivido.

Invades mi mente pero yo no hago nada por detenerte, pues nada me hace mejor que sentirte conmigo.

Aunque no estás recostada a mi lado, puedo sentirte como mis sábanas, éstas absorben tu figura y te piden como mis labios piden los tuyos.

Cae la noce y con ésta viene mi locura, aquella que tu insitas en cada día juntos, donde diariamente y de forma nueva, me enamoro de ti.

Al día siguiente

Estoy cansado de bares, de besos sin nombre
de no ver al amor entre tanto amores.
Cansado de amantes de temporada
y caricias aceleradas.

Hablo de esas noches que dejan
el cadáver de la pasión al amanecer
y el arrepentimiento del día siguiente
cuando la vida no huele a Chanel
sino a despojos y desencanto.

Es así. Tú ya no serás tan bonita
como anoche y quizá ni esperes
que me despida con un te-llamaré.
La belleza pasará de largo
y no dejará huella el paso
de su cuello por mi almohada.
Ni una huella visible quedará
de esas noches en que duermes
acompañado pero solo
con alguien pero solo.
Eso sábados dejarán como única herencia
heridas invisibles.

Y suele pasar que al día siguiente
cuando ella ya no está
te ves queriendo huir
pero sin saber de qué
y entonces lo entiendes:
ningún viaje fugaz entre unas piernas
puede darte eso que buscas.
Si. Es entonces cuando realmente lo entiendes:
el amor consiste en una cara
donde quedarse a vivir.

Me sirve y no me sirve...

Me sirve y no me sirve
La esperanza tan dulce,
tan pulida, tan triste,
la promesa tan leve,
no me sirve.
No me sirve tan mansa la esperanza

La rabia tan sumisa,
tan débil, tan humilde,
el furor tan prudente
no me sirve.
No me sirve
Tan sabia tanta rabia.

El grito tan exacto
si el tiempo lo permite,
alarido tan pulcro
no me sirve.
No me sirve tan bueno
Tanto trueno

El coraje tan dócil
la bravura tan chirle,
la intrepidez tan lenta
no me sirve.
No me sirve
tan fría la osadía.

Si me sirve la vida
que es vida hasta morirse,
y el corazón alerta sí me sirve.
Me sirve cuando avanza
la confianza.

Me sirve tu mirada
que es generosa y firme,
y tu silencio franco sí me sirve.
Me sirve la medida de tu vida.

Me sirve tu futuro
que es un presente libre,
y tu lucha de siempre
sí me sirve.
Me sirve tu batalla
sin medalla.

Me sirve la modestia
de tu orgullo posible,
y tu mano segura
sí me sirve.
Me sirve tu sendero,
compañero.

Mass media

De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto

Luna congelada

Con esta soledad
alevosa
tranquila
con esta soledad
de sagradas goteras
de lejanos aullidos
de monstruos de silencio
de recuerdos al firme
de luna congelada
de noche para otros
de ojos bien abiertos

con esta soledad
inservible
vacía

se puede algunas veces
entender
el amor.

Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.