En el silencio de la noche ella pudo ver como él fue "a su escritorio, abrió el cajón de abajo, el último y saco un pequeño cofre de madera…" Ella era un ángel y podía estar a su lado sin que él pudiese percatarse de su presencia, además le encantaba hurgar entre sus cosas, sus escritos y leer las huellas de sus letras.
No era la primera vez que lo hacía y la verdad es que nunca dejó de hacerlo, eso era lo único que mitigaba la distancia, y la reconfortaba cuando más lo añoraba, solo que esta vez paso algo extraño, él intentaba pegar algo.
Tal era la curiosidad del ángel por saber lo que hacía que se acercó más y más, al estar justo detrás de él, quedó devastada al ver que "tomó dos trozos y miraba que correspondieran, con mucha paciencia y cuidadosamente" pretendía unir fragmentos de un pequeño corazón.
Esa noche la embargó una profunda tristeza al recordar de inmediato que en uno de sus encuentros, le había regalado su corazón.
Mientras él seguía intentando una y otra vez, e "invariablemente obtenía el mismo resultado, las piezas se separaban, incluso cuando probaba con otras partes de los mismos fragmentos," el ángel comenzó a hablarle: “No lo intentes más ni siquiera con el pasar del tiempo podrás pegarlo, creo que ya lo olvidaste, ese pequeño corazón no es tuyo es el mío.”
Su ojos de nublaron de lágrimas y con inmenso dolor en el alma percibió todo el daño que le había causado, con desespero continuaba hablándole: “No he burlado ni despreciado tu amor, aunque mi actitud te confirme lo que piensas... lo siento tanto."
Prosiguió: "Debes saber que sólo cuando de corazón decidamos disolver el compromiso que asumimos mediante votos y desatemos el nudo del hilo rojo que nos une, quedaremos libres y asi con el tiempo tal vez si nuestras almas lo permiten, podrás llenar ese enorme vacio en tu corazón."
Ya resignada sólo miro al cielo diciendo: "Tú sabes que esa no fue mi intención y mi amor sí permanece intacto a pesar del tiempo, la distancia y la ausencia."
Una vez más recordó que el amor se mantiene cuando es intenso, sublime y viene del alma, que va más allá de una mirada, unas palabras, un roce, o contacto físico y eso él lo sabe.
Se dio cuenta que por más que insistía, él no podía escucharla, así que decidió retirarse, a su salida el ángel se cruzó con el mismo espejo y vio a través de su transparencia que tenía en su pecho un corazón grande y hermoso que latía con fuerza… era el corazón de él.