Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

COMPAÑERA, AMIGA Y AMANTE

Eres la que camina a mi lado cuando el asfalto se vuelve río y las horas pesan como piedras en los bolsillos. Compañera de los silencios largos, de las palabras que se dicen sin decirse, de los gestos que hablan más que los discursos. En tus ojos encuentro la geografía completa de mis días: los valles donde descanso, las montañas que escalo, los desiertos que atravieso con tu nombre como único equipaje.

Amiga de las confidencias nocturnas, de los secretos que se intercambian como monedas antiguas, valiosas por su rareza. Contigo el tiempo no es tiempo, es sustancia pura, espesa como la miel, lenta como el crecimiento de los árboles. Ríes y tu risa es música de lluvia sobre tejados de zinc, es campana que llama a la alegría desde el campanario del pecho. Tus manos conocen el alfabeto secreto de mi piel, escriben cartas de amor en cada caricia, firman tratados de paz después de cada tormenta.

Y amante, oh amante de los encuentros urgentes, de las citas con la eternidad que duran apenas un suspiro. En tu cuerpo encuentro patria, bandera, himno nacional. Eres puerto donde atraco mis barcos cargados de deseo, faro que guía mis navegaciones por mares de terciopelo. Cuando nos amamos, el mundo se detiene en su eje, los relojes olvidan su oficio, las estrellas bajan a mirarnos con curiosidad de niñas.

Compañera, amiga, amante: trinidad perfecta que habita en una sola mujer. Eres todas las mujeres y eres única, eres pregunta y respuesta, problema y solución. En ti convergen todos los caminos que he recorrido y todos los que me faltan por andar. Eres presente perpetuo, instante que se niega a pasar, milagro cotidiano que se repite sin gastarse nunca.

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