Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

A QUIEN SE YO

Me engañaste, y “¡No has sido tú el primero!”
dijieron mis amigos,
un tiempo de tus pérfidos engaños
victimas o testigos.

No sé quién fue el primero más el último
sé que será un gusano.
Buscará el corazón de tu cadáver,
y ha de buscarlo en vano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Poema de Joaquín M. Bartrina 1850-1880