Aunque vivíamos en lugares diferentes, nuestro corazón estaba unido y latía al mismo ritmo. Yo contaba con ella y ella conmigo. Reíamos y confiábamos uno en el otro, nunca nos mentimos y buscábamos sentirnos cerca, nos sentíamos únicos e inmortales. Éramos felices aun sin vernos, sabíamos que el otro estaba ahí, siempre hablamos con la verdad y sin dobleces, disfrutábamos aun cuando reñíamos, creíamos que estaríamos siempre juntos.
Pero entonces la secuestró el tiempo y la distancia, nunca se pidió rescate porque antes murió de miedo, no pude hacer nada por evitarlo.
Disculpa si estoy distraído, es solo que te pareces a ella y abres la puerta del recuerdo, la nostalgia…
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