Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Frases de Confucio

¿En qué consiste la bondad? En amar a todos los hombres.

¿En qué consiste la ciencia? En conocer a los hombres.

¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.clip_image002

Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae.

Aprende a vivir y sabrás morir bien.

Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso.

Aprender sin pensar es trabajo perdido; pensar sin aprender es deplorable.

Aquel que gobierna por medio de su excelencia moral puede compararse a la estrella polar, que permanece en su sitio en tanto todas las demás estrellas se inclinan ante ella.

Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.

Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.

Cometer un error y no corregirlo es otro error.

Cuando el hombre se halla cerca de la muerte, sus palabras son sinceras y veraces.

Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, examínate a ti mismo.

Deben imponerse castigos cuando convenga. La fidelidad no es contraria a una justa corrección.

Debes tener siempre fría la cabeza, caliente el corazón y larga la mano.

Donde hay educación no hay distinción de clases.

Donde hay satisfacción no hay revoluciones.

El hombre prudente es parco en el hablar pero activo en el obrar.

El hombre superior es modesto en su discurso, pero muestra su grandeza en las acciones.

El hombre superior es persistente en el camino cierto y no sólo persistente.

El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas.

El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa.

El noble sólo busca la verdad y no se aferra con ciega obstinación a su criterio.

El que conoce la verdad no es igual al que la ama.

El que domina su cólera domina a su peor enemigo.

El que por la mañana ha conseguido conocer la verdad, ya puede dormir por la tarde.

El sabio sabe que ignora.

El silencio es un amigo que jamás traiciona.

Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.

En general los hombres aman más la belleza corporal que la virtud.

Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad.

Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.

Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos.

clip_image004Gobernar es rectificar.

Ir demasiado lejos es tan malo como ir demasiado cerca.

La ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin Luna y sin estrellas.

La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros y nos juntemos; la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos.

La naturaleza humana es buena y la maldad es esencialmente antinatural.

La sabiduría se preocupa en ser lenta en sus discursos y diligente en sus acciones.

La venganza eterniza los odios.

La virtud no habita en la soledad: debe tener vecinos.

Lo que el hombre superior busca en sí mismo, el hombre inferior lo busca en los demás.

Los cautos rara vez se equivocan.

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.

Mejor que el hombre que sabe lo que es justo es el hombre que ama lo justo.

No contestes a una palabra airada replicando con otra de igual tenor. Es la segunda, la tuya, la que seguramente los llevara a la riña.

No importa qué tan lento vayas, con tal de que no te detengas.

No me preocupa el no ser conocido. De lo que trato es de hacerme digno de ser conocido.

No todos los hombres pueden ser grandes, pero pueden ser buenos.

Nuestra mayor gloria no es jamás haber caído, sino levantarnos cada vez que lo hacemos.

Nunca hagas apuestas. Si sabes que has de ganar al otro, eres un tramposo... y si no lo sabes, eres un tonto.

Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.

Poco siento el no ser conocido de los hombres; siento no conocerlos yo.

Por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón.

Por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón.

Quien pretenda una felicidad y sabiduría constantes deberá acomodarse a frecuentes cambios.

Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.

Recompensa las ofensas con justicia, y recompensa la amabilidad con amabilidad.

Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber.

Se puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad.

Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.

Si no se respeta lo sagrado, no se tiene nada en que fijar la conducta.

Si te enfadas, piensa en las consecuencias.

Si un hombre no mira a la distancia, se contentará con lo que tiene a la mano

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.

Sólo los sabios más excelentes, y los necios más acabados ,son incomprensibles.

Sólo puede ser feliz siempre el que sepa ser feliz con todo.

Tan malo es pasar de la medida como no alcanzarla.

Todo tiene su belleza, pero no cualquiera la ve.

Trabaja en impedir delitos para no necesitar castigos.

Un erudito que no sea serio no inspirará respeto, y su sabiduría, por lo tanto, carecerá de estabilidad.

Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso.

Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros.

Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.

Yo no procuro conocer las preguntas; procuro conocer las respuestas.

Éramos muchos

 

 

Éramos muchos… y parió la abuela.

 

Hay pa' carne y es vigilia.

 

Tanta carne y yo… chimuelo

 

Donde comen dos comen tres.

La changa…

 

 

La changa alegre y le dan maracas!!!!

ANTE UN CADAVER

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¡Y bien! aquí estás ya... sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.

Aquí donde la rígida experiencia
viene a dictar las leyes superiores
a que está sometida la existencia.

Aquí donde derrama sus fulgores
ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y señores.

Aquí donde la fábula enmudece
y la voz de los hechos se levanta
y la superstición se desvanece.

Aquí donde la ciencia se adelanta
a leer la solución de ese problema
cuyo sólo enunciado nos espanta.

Ella que tiene la razón por lema
y que en tus labios escuchar ansía
la augusta voz de la verdad suprema.

Aquí está ya... tras de la lucha impía
en que romper al cabo conseguiste
la cárcel que al dolor te retenía.

La luz de tus pupilas ya no existe,
tu máquina vital descansa inerte
y a cumplir con su objeto se resiste.

¡Miseria y nada mas! dirán al verte
los que creen que el imperio de la vida
acaba donde empieza el de la muerte.

Y suponiendo tu misión cumplida
se acercarán a ti, y en su mirada
te mandarán la eterna despedida.

Pero, ¡no!... tu misión no está acabada,
que ni es la nada el punto en que nacemos
ni el punto en que morimos es la nada.

Círculo es la existencia, y mal hacemos
cuando al querer medirla le asignamos
la cuna y el sepulcro por extremos.

La madre es sólo el molde en que tomamos
nuestra forma, la forma pasajera
con que la ingrata vida atravesamos.

Pero ni es esa forma la primera
que nuestro ser reviste, ni tampoco
será su última forma cuando muera.

Tú sin aliento ya, dentro de poco
volverás a la tierra y a su seno
que es de la vida universal el foco.

Y allí, a la vida en apariencia ajeno,
el poder de la lluvia y del verano
fecundará de gérmenes tu cieno.

Y al ascender de la raíz al grano,
irás del vergel a ser testigo
en el laboratorio soberano;

Tal vez, para volver cambiado en trigo
al triste hogar donde la triste esposa
sin encontrar un pan sueña contigo.

En tanto que las grietas de tu fosa
verán alzarse de su fondo abierto
la larva convertida en mariposa;

Que en los ensayos de su vuelo incierto
irá al lecho infeliz de tus amores
a llevarle tus ósculos de muerto.

Y en medio de esos cambios interiores
tu cráneo lleno de una nueva vida,
en vez de pensamientos dará flores,

en cuyo cáliz brillará escondida
la lágrima tal vez con que tu amada
acompañó el adiós de tu partida.

La tumba es el final de la jornada,
porque en la tumba es donde queda muerta
la llama en nuestro espíritu encerrada.

Pero en esa mansión a cuya puerta
se extingue nuestro aliento, hay otro aliento
que de nuevo a la vida nos despierta.

Allí acaban la fuerza y el talento,
allí acaban los goces y los males
allí acaban la fe y el sentimiento.

Allí acaban los lazos terrenales,
y mezclados el sabio y el idiota
se hunden en la región de los iguales.

Pero allí donde el ánimo se agota
y perece la máquina, alli mismo
el ser que muere es otro ser que brota.

El poderoso y fecundante abismo
del antiguo organismo se apodera
y forma y hace de él otro organismo.

Abandona a la historia justiciera
un nombre sin cuidarse, indiferente,
de que ese nombre se eternice o muera.

El recoge la masa únicamente,
y cambiando las formas y el objeto
se encarga de que viva eternamente;

La tumba sólo guarda un esqueleto
mas la vida en su bóveda mortuoria
prosigue alimentándose en secreto.

Que al fin de esta existencia transitoria
a la que tanto nuestro afán se adhiere,
la materia, inmortal como la gloria,
cambia de formas; pero nunca muere.