Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Ruego

Déjame reposar en tu regazo
el corazón, donde se encuentra impreso
el cálido perfume de tu beso
y la presión de tu primer abrazo.

Caí del mal en el potente lazo,
pero a tu lado en libertad regreso,               
como retorna un día el cisne preso
al blando nido del natal ribazo.

Quiero en ti recobrar perdida calma
y rendirme en tus labios carmesíes,               
o al extasiarme en tus pupilas bellas,
sentir en las tinieblas de mi alma               
como vago perfume de alelíes,
como cercana irradiación de estrellas.

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