Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
El alma que hablar puede con los ojos...
El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada. Gustavo Adolfo Bécquer
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