Mientras dormías, observaba tu figura dibujada en la sábana que te cubría, trataba de memorizar una a una la línea de tu cuerpo.
Mientras dormías, recordaba las veces que has sido mía, en voluntaria entrega, en apasionado amor, en romántica ternura, en complicidad, ilimitadamente, sin recato y sin pudor.
Mientras dormías, sonreía al recordar pasadas riñas, silencios, desesperación, angustia, palabras, calificativos, cariños, amor, suspiros, caricias, besos, caricias, abrazos, reconciliación.
Mientras dormías, tu cabello sin peinar cubría tu rostro y resistía a la tentación de quitarlo, así lucías sensual, femenina, bella, mujer, hembra perfecta, dominante, independiente y fuerte, dueña mía.
Mientras dormías, recorría tu cuerpo mentalmente, ese lunar que me regalaste, la curva de tu ombligo, la marca al centro de tu frente, tu cuello, tus hombros, tu vientre, tu muslos, te recorría toda, recordando cada punto visitado, acariciado, besado, lamido, mordido… amado.
Mientras dormías, recordaba tus rabietas, tus enojos, tu berrinches y pataletas, tus exigencias, tu impaciencia y desesperación, tu temperamento de princesa, mimada, consentida, altiva y orgullosa, pero solo algunas veces, muy pocas veces.
Mientras dormías, vinieron a mi mente todas tus palabras tiernas, amorosas, dulces y melosas, tus caricias y cariños, tus mimos y juegos, tu ingenio y travesuras, tu risa… tu risa.
Mientras dormías, escuchaba tu voz, de mujer madura, hecha y derecha, en su mejor momento, plena, entera, segura de si misma, fuerte, pero frágil en mis brazos y débil ante mis caricias.
Mientras dormías te veía mi niña mimada, mi hembra ardiente, mi amante, mi amiga, mi novia, mi mujer, mi compañera, mi cómplice, el amor de mi vida, mi dueña, mi TODO.
Mientras dormías tu respiración era suave, serena y tranquila, tu boca dibujaba una sonrisa, quizás sabías que te observaba embelesado, arrobado por la belleza de todo tu ser.
Mientras dormías confirmaba como una palabra, un guiño, una sonrisa, cualquier cosa que me dirijas, cambia mis estados de ánimo, me haces feliz e invencible, fuerte y audaz, tus ojos de negra y penetrante mirada, cuando me miran me provocan gritar, sin importarme el mundo, ¡soy TUYO!
Mientras dormías, recordaba las veces que has sido mía, en voluntaria entrega, en apasionado amor, en romántica ternura, en complicidad, ilimitadamente, sin recato y sin pudor.
Mientras dormías, sonreía al recordar pasadas riñas, silencios, desesperación, angustia, palabras, calificativos, cariños, amor, suspiros, caricias, besos, caricias, abrazos, reconciliación.
Mientras dormías, tu cabello sin peinar cubría tu rostro y resistía a la tentación de quitarlo, así lucías sensual, femenina, bella, mujer, hembra perfecta, dominante, independiente y fuerte, dueña mía.
Mientras dormías, recorría tu cuerpo mentalmente, ese lunar que me regalaste, la curva de tu ombligo, la marca al centro de tu frente, tu cuello, tus hombros, tu vientre, tu muslos, te recorría toda, recordando cada punto visitado, acariciado, besado, lamido, mordido… amado.
Mientras dormías, recordaba tus rabietas, tus enojos, tu berrinches y pataletas, tus exigencias, tu impaciencia y desesperación, tu temperamento de princesa, mimada, consentida, altiva y orgullosa, pero solo algunas veces, muy pocas veces.
Mientras dormías, vinieron a mi mente todas tus palabras tiernas, amorosas, dulces y melosas, tus caricias y cariños, tus mimos y juegos, tu ingenio y travesuras, tu risa… tu risa.
Mientras dormías, escuchaba tu voz, de mujer madura, hecha y derecha, en su mejor momento, plena, entera, segura de si misma, fuerte, pero frágil en mis brazos y débil ante mis caricias.
Mientras dormías te veía mi niña mimada, mi hembra ardiente, mi amante, mi amiga, mi novia, mi mujer, mi compañera, mi cómplice, el amor de mi vida, mi dueña, mi TODO.
Mientras dormías tu respiración era suave, serena y tranquila, tu boca dibujaba una sonrisa, quizás sabías que te observaba embelesado, arrobado por la belleza de todo tu ser.
Mientras dormías confirmaba como una palabra, un guiño, una sonrisa, cualquier cosa que me dirijas, cambia mis estados de ánimo, me haces feliz e invencible, fuerte y audaz, tus ojos de negra y penetrante mirada, cuando me miran me provocan gritar, sin importarme el mundo, ¡soy TUYO!
(Gracias DMM)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario