Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Versos sencillos XLIII: Mucho, señora, daría


    Mucho, señora, daría
    Por tender sobre tu espalda
    Tu cabellera bravía,
    Tu cabellera de gualda:
    Despacio la tendería,
    Callado la besaría.

    Por sobre la oreja fina
    Baja lujoso el cabello,
    Lo mismo que una cortina
    Que se levanta hacia el cuello.
    La oreja es obra divina
    De porcelana de China.

    Mucho, señora, te diera
    Por desenredar el nudo
    De tu roja cabellera
    Sobre tu cuello desnudo:
    Muy despacio la esparciera,
    Hilo por hilo la abriera.

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