Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El poeta y su Musa

Estaba el poeta hablando con su musa.
- ¿Porque no estás cuando te necesito?
- ¿Para que me necesitas? Contestó ella.
- ¡Para escribir! No encuentro inspiración.
Mirándolo con ternura la musa respondió.
- No me necesitas, ¡lo que puedes escribir está en tu corazón!
- Pero no tengo corazón. ¡Se lo he entregado al amor de mi vida y se fue para siempre! Respondió con tristeza.
- ¡Entonces escribe la razón por la que entregaste el corazón! Y la musa se esfumó.
- Desde entonces, el poeta abandonó su tristeza y escribe diariamente, porque descubrió millones de razones para hablar de amor, de su amor, su única fuente de inspiración.

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