Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Soneto XII

Plena mujer, manzana carnal, luna caliente,  espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,  ¿qué oscura claridad se abre entre tus columnas?  ¿Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos?

Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,  con aire ahogado y bruscas tempestades de harina:  amar es un combate de relámpagos  y dos cuerpos por una sola miel derrotados.

Beso a beso recorro tu pequeño infinito,  tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,  y el fuego genital transformado en delicia
corre por los delgados caminos de la sangre  hasta precipitarse como un clavel nocturno,  hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra.

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