Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Caballero Yerto (Don Quijote)

La razón venció a la triste figura,
y a lanzas fieras de fábulas muertas,
arrinconándolas, quien las reviviera,
logrando bajarlas de su montura.
 
Cómo olvidar su chiflada armadura,
otrora retando a gigantes de piedra,
y hoy durmiendo entre boñigas y yedra,
en mi umbrío jardín como escultura.
 
¡Mas huyan encantadores y hechiceras!
pues desde mi aposento, boquiabierto,
tras ventanas de lluvia que no cesa,
 
veo liberto del yelmo su espectro,
hecha presa su espada y su rodela,
que esta noche hay que desfacer entuertos.

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