Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Corcel, el caballo negro azabache

El caballero del Bosque Encantado siempre se encontraba envuelto en batallas contra ogros, dragones, malhechores y cualquiera que rompiera la tranquilidad de las aldeas que había alrededor del bosque en donde habitaba.

El estaba seguro en la profundidad del Bosque Encantado, en una vieja y pequeña cabaña, pues solamente los seres de noble corazón podían entrar, pero no había tal seguridad alrededor del bosque.

De todos los enemigos a quienes combatía el campeador, los más poderosos y peligrosos eran los dragones pues podían atacar a distancia, desde el aire e incendiar todo lo que encontraban a su paso.

Para poder alcanzar a los dragones era necesario una cabalgadura fuerte y veloz pero también con mucho valor, pues aquellos eran cosa seria. A lo largo de la vida del caballero sucumbieron varios caballos a quienes había domado y se encariñaba rápidamente con ellos. Después de tantas dolorosas pérdidas decidió ya no tener más cabalgadura aunque este hecho lo ponía en mayor peligro.

Pero había un corcel negro azabache con mucho temperamento y fuerza, además de valor, al que nadie había podido domar e incluso les había costado la vida en el intento.
El caballero ya había visto a ese hermoso animal, pero su intensión nunca fue domarlo, prefería dejarlo en libertad para no perder a otro amigo en el campo de batalla. Esta caballo lo sabía y permitía en ocasiones que el campeador le diera zanahorias directamente en su hocico. Para no tener que pensar en un nombre para el salvaje animal, solía llamarlo Corcel y este acudía a su llamado.

Sucedió un día que el caballero que luchaba contra los dragones, sufrió un fiero ataque rodeado por ellos y en un instante determinado, de no haber sido porque Corcel al ver el peligro que envolvía al guerrero, corrió a su encuentro justo a tiempo para rescatarlo y evitar un fatal desenlace.

Corcel nunca fue domado pues su temperamento aventurero y salvaje, además de muy mal carácter, no se lo permitía, aun así hacía una excepción con el caballero a quien permitía montarlo sin mayor problema, desde aquel ataque de los dragones se volvieron inseparables.

Este noble animal entendía lo que le decía el campeador además de sentir sus emociones y estados de ánimo, al punto que cuando ambos andaban malhumorados, se alejaba. Corcel se comunicaba dando pequeños golpes en suelo para darse a entender, golpes que el campeador sabía interpretar.

Una vez patrullando los alrededores Corcel descubrió a una princesa, era la Princesa Ángel paseando confiada y ensimismada en sus pensamientos. Tenía el cabello largo y negro, del mismo color de Corcel, quien de inmediato sintió una fuerte afinidad hacia ella.

Después de observarla un tiempo, Corcel fue a dar aviso al caballero y ambos se acercaron a hurtadillas para observar en silencio a Ángel. El flechazo fue inmediato hasta que el noble y ahora enamorado campeador, tuvo el valor suficiente para acercarse a ella empujado siempre por Corcel. Que ironía, un caballero que no temía a ogros y dragones pero que temblaba ante la presencia de la Princesa Ángel.

Una historia de amor estaba a punto de iniciar...

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