Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Aferrado

Me aferraba a ella,
no porque estuviera solo,
no porque me hiciera falta,
no porque la quisiera.
 
Me aferraba a ella
por sus días nublados,
por sus tardes claras,
por sus noches pasajeras.
 
Me aferraba a ella
por sus cambios,
por sus constantes,
por sus letras andariegas.
 
Me aferraba a ella
por sus climas cálidos
y por los fríos de sus quimeras.
 
Me aferraba a ella,
y a ella me asía,
cual hoja,
cual enredadera.
 
Y la tomaba de la mano,
  y la tomaba de estrofa
  y de papel,
de espejo y lentejuela.
 
Y me aferraba tanto,
que a nada más podía
sujetarme siquiera.
 
Y es que la amaba tanto,
  y es que tanto y tanto
sentía,
que solo podía quererla.
 
Y es que la amaba tanto
  y es que tanto y tanto
sentía,
que sólo podía aferrarme a ella.
 
Y así, queriéndola tanto,
me amarraba a su brillo de estrella,
  yle amaba tanto,
que tanto me aferraba a su cabellera.
 
Y así, queriéndola tanto
no podía sujetar nada más siquiera,
pues aferrándome a su encanto,
le amaba
  y me aferraba a ella.
 
Me aferraba a ella,
no porque estuviera solo,
no porque me hiciera falta,
no porque la quisiera.
 
Me aferraba a ella
por sus días nublados,
por sus tardes claras,
por sus noches pasajeras.
 
Me aferraba a ella,
  ya ella me asía,
cual hoja,
cual enredadera.
 
Y me aferraba tanto,
que a nada más podía
sujetarme siquiera.
 
Me aferraba a ella,
me aferraba tanto,
porque tanto amor
era sólo para ella.
 
Y ahí estaba yo,
amándola tanto,
sintiéndola tanto,
aferrándome a
su brillo de estrella.

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