Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Tu voz... tus letras...

Tu voz es mi paz, el arrullo del alma, la pasión y seducción de mi cuerpo y mi mente, me elevan, me llevan... 

Tu voz el juicio ante mis locuras. Con ellas me enamoras cada día más y más.

Tus letras no se pierden; me colman, me enamoran y se quedan en mi alma, logrando acelerar mi corazón de emoción y felicidad. Con ellas me domesticas día a día.

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