Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Material divino

El amor se manifiesta de múltiples maneras y varía de persona a persona. Sin embargo el amor verdadero va más allá de cualquier forma conocida. Hoy trataré de explicar a qué me refiero, cuando hablo del amor que me inspira ella.

Me gusta verla dormir, así de simple, porque cuando duerme muestra su rostro de niña traviesa, descansando plácidamente, relajada, a veces sonriendo, suspirando y diciendo mi nombre salpicados de “Te amo” durante su sueño.

Espero la noche para tener el placer de verla dormir, en ese momento el mundo se detiene y nada me llena de mayor placer, el placer de velar su sueño. Me resisto a dormir por cuidarla y acompañar su sueño, es un momento gran intimidad, pero algunas veces el sueño me vence, despertando intermitentemente para observarla dormir.

Cuando ella duerme me acompañan los momentos que pasamos juntos, sus palabras, gestos, bromas, burlas, celos, enojos, berrinches, ternura, amor, cariño, picardía, amistad, complicidad, compañerismo, sus dibujos, sus fotografías y su voz que me inspira, entre tantas y tantas cosas de las cuales está hecha, que me regala y comparte, que me brinda y me regala.

La amo aun cuando duerme, desenredo su cabello, acaricio su cuerpo para darle calor y beso su frente, todo con cuidado y delicadeza para no despertarla. La mimo y parece darse cuenta, pues suspira, sonríe o me nombra dormida. Sabe que soy yo quien la acompaña, sabe que estoy con ella, que no la dejo ni siquiera cuando duerme.

Ella es tantas cosas a la vez, pero sobre todo es una gran mujer, maravillosa y única, le pertenezco por entero, así que cada noche la espero para hacerla dormir, le ofrezco mi pecho como almohada y mis brazos la cobijan, pero sobre todo mi amor la envuelve.

Con ella he aprendido a amar, a amar verdaderamente, dejando ego y orgullo a un lado, la amo con desapego, la amo con la intensidad de mis años maduros, de la experiencia adquirida a través de este camino que llamamos vida, la amo por entero, sin recato y sin pudor, sin prosodia ni ortografía, sin reserva ni medida, me entrego por entero, simple y sencillamente la amo. Es mi “chinita” como amorosamente la llamo y recientemente mi “nena”, porque así se siente cuando está conmigo y me hace travesuras haciendo palpitar mi corazón y quitándome el aliento.

La amo mientras duerme y ella vive la intensidad de este sentimiento, es una manera diferente de hacerle el amor y ella lo sabe y lo disfruta sin importar que esté dormida.

El amor verdadero está hecho de material divino… justamente como ella. 

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