Usted me quiere, claro
y se le nota
pero advierta usted también
cuanto la quiero.
Con cierta premeditación
y cautela me fui agrandando
en su vida
–y usted en la mía–,
hasta llegar a esta necesidad
de estarnos cerca
y de soñar
–como hacen los enamorados–,
que usted me quiere, claro
y yo la quiero.
Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
Usted me quiere...
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