Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

No acabaran mis flores

No acabarán mis flores,
No cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo,
Se reparten, se esparcen.
Aun cuando las flores
Se marchitan y amarillecen,
Serán llevadas allá,
Al interior de la casa
Del ave de plumas de oro.

No hay comentarios.: