Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

SIN ESCRIBIR...

Oyóse en aquel instante sordos mugidos de un trueno invitándola a entrar, las palabras quedaban sumergidas en un laberinto de tristeza. Días, meses, primavera, verano, otoño e invierno  sin escribir y tantos recuerdos que llegan a la mente que se quedan como destellos latentes en el sentir, recuerdos presentes, algo absurdo  tanto tiempo sin escribir...

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