En el Bosque Encantado todo está en orden, todo esta bien.
Las margaritas crecen al paso del caballero y el lago de los cisnes es de una belleza indescriptible.
La fuente canta siempre y la acompaña un ruiseñor.
La cabaña siempre es acogedora y y ahora tiene rosas.
La rosa en el pecho del caballero es más bella que nunca.
El caballero se dejó crecer la barba como un pequeño acto de rebeldía, un cambio de apariencia más propicio para él.
La princesa enfermo de olvido, pronto será un año, una gran tristeza la aprisionó en ella misma y tuvo que mudarse a otro reino.
Ella y él están ahora en el mismo hemisferio pero no pueden verse, todo parece indicar que ella vive al noreste, solo unos pocos kilómetros menos que antes pero lejos también.
Ahora por las noches ven las mismas estrellas, las mismas constelaciones.
Ella le pidió que no la olvidara y que recordará siempre que lo amaba. Él la recuerda sin necesidad de que ella lo pidiera, no la olvida ni un instante. Él la ama con infinito amor verdadero.
Ahora el caballero pasa mucho tiempo en el faro mirando al noreste, esperando a la princesa... por si vuelve.
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