Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
La rebeldía
La rebeldía de tu cuerpo le urge a mis manos a comandarte. Y la violencia de tu belleza me incita a saquear tus riquezas. Y me rindo ante tus armas, mujer, para que me azotes con tu tiempo y me arranques la vida a besos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario