Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
El problema
El problema empezó cuando escribí tu nombre por el simple hecho de rellenar una hoja en blanco.
El problema empezó ahí, al ser consciente de que te quería, incluso,
en las historias que aún no había escrito.
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