Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

No era usted mujer

No eran sus ojos, sino su mirada la que me hechizaba. No eran sus labios, sino su sonrisa la que me ruborizaba. No era sus caderas, sino como se movía lo que me enloquecía. No eran sus pechos, sino su calor lo que me daba sopor. No era usted mujer, sino su alma lo que me hacía amarla...
:D

No hay comentarios.:

Publicar un comentario