Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Me prohibí

Y me prohibí darme por vencido, lamentarme por cosas sin sentido, rogar por falsos abrazos para sentirme un poquito querido.
Y me prohibí llorar por mi pasado, habitar en corazones desechables, me prohibí derrumbarme, me prohibí ser un cobarde.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario