Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Siempre

Hoy desperté y no me siento
tan mal como ayer, quizá 
necesitaba un poco de mí, 
dejar a un lado los argumentos 
y escuchar a mi corazón 
latir. 

Y es que a veces puedo ser 
tan inquieto, tan agrio y tan 
patético que hago de un 
pequeño problema un gran 
universo. 

Pero sé que puedo, y aunque 
confieso que a veces no tengo 
ganas de seguir sigo conservando 
aquella promesa que un día me di, 
"siempre voy a luchar por mi".

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