Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
A veces
A veces me gustaría que nos quedáramos mirando fijamente, sólo eso, el uno al otro, durante horas, nada más, como quien se queda mirando las estrellas cuando sabe que le van a conceder un deseo.
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