Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Lo que yo quería deciros

Lo que yo quería deciros es que sois preciosos, que sí, con todos vuestros granos y arrugas, y con vuestros kilos de más o menos, con vuestra barriguita y vuestros vicios, y vuestros corazones rotos o vuestras victorias. Y que os vais a morir: que nos vamos a morir, que al universo no le importa, que estamos de paso, pero que nuestros pasos son bonitos. Que hay belleza aquí y allí, que hay algo irrepetible en todo. Que fuméis, que bebáis, que hagáis dietas, que os gastéis el dinero en esas zapatillas que tanto se llevan ahora, que total, nada dura, pero el momento merece la pena. Que beséis como gilipollas, que os enamoréis como gilipollas, que paréis a la gente por la calle y le digáis que os gusta, que sí, que quizá sean desconocidos, pero es que quién se conoce hoy en día. Que os llenéis de cosas, que leáis, que escuchéis música, reíros de los chistes malos, mirad. El mundo es mundo, son caminos, es gente. Abrazad a vuestros padres, a vuestros abuelos que se irán más pronto, a vuestros hermanos y amigos, y salid a la calle. También haced el amor, daros a alguien, entregad hasta lo último que tengáis, dejaros en las manos de otro, aunque sólo sea una vez. Probadlo todo: los chicos, las chicas, la naturaleza. Caminad solos, observad, oled. Coged aire, respirad profundamente, llenad los pulmones de este aire tóxico: pero nuestro aire, a fin de cuentas. Y perdonad, que las culpas no os distancien, que los silencios no sean kilómetros, parad los desalojos, no envejezcáis matando al niño que llevamos dentro, él no se merece eso. Amad fuerte, besad fuerte, vivid. Bailad a lo loco, aunque no os conozcáis la canción, no importa. Estad. Estad, simplemente, pero que se note. Notadlo.

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