Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El pensamiento olvidado

Pensar en tu mirada y en mi olvido 
dejando el pensamiento dilatado 
a través de tus ojos, anegado 
de su mismo vivir con tu sentido; 
después mirar tu olvido que en mí asoma 
como una rosa que al espacio diera 
leve prolongación y luego fuera 
la propia luz que toca con su aroma, 
es entregarme a ti sin más denuedo 
que la lucha del cuerpo contra el viento, 
y contigo soñando estar tan quedo 
como náufrago mar o vano intento: 
porque ya que pensarte en mí no puedo, 
dejo olvidado en ti mi pensamiento. 

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