Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Él que sólo quería...

Y él que sólo quería acostarse con ella, acabo por verla dormir. Terminó por secar sus lágrimas, escuchar sus problemas y yendo a recogerla después de clases. El, que sólo quería tocar su cuerpo, acabó por llevarle de la mano por la calle. El que sólo quería un lío de una sola noche, se convirtió en un adicto de sus besos, de su pelo, de ella. Pasó de querer comérsela, a querer comerse al mundo con ella.

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