Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Y ella lloró

Y ella lloró por ella y para ella, entre ella, ella misma, y ella; lloró por sus heridas, lloró por sus fracasos, lloró por el dolor, lloró por decepción, lloró por las explicaciones que dio a personas que no la merecían, lloró por el amor, lloró por su tristeza, lloró por soledad, lloró por desamor, lloró para sacar todo de si misma, pero lloró más por las disculpas que se debía, lloró por no amarse, lloró por humillarse, lloró por confiar, lloró por denigrarse, lloró al darse cuenta que su Única amiga era ella, lloró por odiarse, lloró por fallarse. Lloró, lloró hasta secarse, hasta sacar toda la oscuridad que habia dentro de ella, hasta que se dio cuenta que debió pedirse disculpas hace tiempo, que debió amarse hace tiempo, que debió aceptarse hace tiempo, se dio cuenta que siempre necesitarás a alguien que te saque de la oscuridad, y ese alguien… Ese alguien era ella misma. Y lloró, lloró, lloró y lloró, porque a veces sólo necesitas un poco de agua para volver a florecer.

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