Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
Ella era fuego
Ella era fuego...
y no por cómo quemaba
- que también-
sino porque
tenía esa capacidad
de hablar
y hacer que yo
me sentara a escuchar
cómo el mundo
ardía entre sus labios.
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