Me asustan las personas que dicen ser para siempre. Que prometen quedarse, sin haber llegado del todo (al corazón digo).
Me asustan los te echo de menos a deshora, los te quiero sin sentido y los besos con los ojos abiertos.
Me asustan los abrazos que se dan sin apretar fuerte, los mensajes de madrugada y las miradas que evitan cruzarse.
Me asustan las mentiras, las medias verdades y las medias tintas (yo las necesito enteras).
Me asusta que me pidas un tiempo, que lo digas contento y como siempre te demoras.
Me asusta como eliminas mis miedos sin conocer yo los tuyos.
Me asusta echarte de menos si no eres ni tuyo.
Me asusta cuando bebes y conduces (he llegado a casa dices, no tenías que preocuparte). Pero lo hago, y aún ahora que no estás, que te fuiste un lunes (irónico eh), y que ahora estoy un poco más triste, pero también más real que nunca, sigo haciéndolo. Aunque tú no lo sepas, como dice Dani Martin.
Me asusta cuando te vuelves cerradura y mis llaves no sirven de nada. Me asusta no saber abrazarte, como abrazas tú a tu pasado.
Me asusta que en tu futuro, haya dejado de existir un nosotros.
Me asusta saber que al cruzarnos, esta vez, nuestros brazos irán agarrados a otros.
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