Me gustaba mirarla fijo esperando que de alguna forma mis ojos tomaran
una fotografía, una que no se borrara nunca.
Era una noche entre julio y agosto,
una de esas en Ias que Ilueve,
pero Ilueve hacia adentro.
Me gustaban sus piernas,
seguro más que otra cosa,
Me gustaba la forma de sus ojos
y como se colaba la luz de las velas.
Era gracioso como dibujaba formas
con sus lunares mientras follamos, pero era mágico, casi perfecto,
casi amándonos, casi nuestro.
Era una noche entre julio y agosto,
una de esas que no parece una fecha especial
en el calendario,
una de esas que no sabes cómo empezó,
pero darias la vida porque nunca termine.
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