Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Te fuiste

Da igual si era de día o de noche
o la estación del año que acontecía,
da igual si estaba solo
o el lugar del que volvía

te fuiste

y del techo sangraron rabias y futuros predecibles
y las estatuas se echaron las manos a la cabeza
y los misterios se hicieron pesados y los caminos cuestas
y mis recuerdos volvieron a escupir todos mis errores

y el viento trajo dudas y hasta aconsejaron los niños
y los panes se endurecieron como pedruscos
y el asfalto rebañó con su gris todas las bocas
y mis piernas fueron palos y mis manos desiertos

y de las nubes llovieron vómitos y legañas
y los peces siguieron su camino hipnotizados
y el bosque volvió a encerrarse entre sus ramas
y mi corazón quedó último y descalificado

te fuiste

y yo…

volví a ser otra línea negra en la ciudad.

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