Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

¿Hacemos una locura?

Me dijo: 

¿Hacemos una locura? 
Y le contesté: 
Vale, ¿qué te parece 
si en vez de partirnos 
hacemos una partitura? 

Y entonces escribimos, 
follamos 
y bailamos 
hasta que el miedo 
olvide su nombre. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario