Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Era la Fe

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Era la esperanza, 
Y era el amor. 
Cierto día murió la fe. 
Entre el amor y la esperanza la hicieron renacer. 
Otro día la esperanza quedé muerta. 
Juntos, el amor y la fe la revivieron. 
Luego sucedió que murieron la fe y la esperanza. El amor, por sí solo, las volvió a la vida. 
Pero un día murió el amor. Entonces murieron también la fe y la esperanza, y nada pudo hacerlas ya vivir.

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