Al final, nadie sabe por que la vida a algunos les da la oportunidad de terminar el día con la compañía de alguien, ni por que tiene a otros con una soledad que parece interminable. Nadie sabe de nada, pero todos creen saber de todo.
Como si saber le secara las cataratas a la tristeza, la verdad el conocimiento terminó para algunos siendo un veneno, un sorbo (sorbito) de poder, quien del mareo ebrio sintió motivos para estar estable en esta vida tambaleante, como el poeta que rima consonante y se siente mas poronga por recitar con luz tenue y hukelele de fondo.
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