Mujer que estás junto a la playa,
a dos pasos del agua clara.
No te vayas de mi mirada.
Al viento íntimo tus cabellos,
tu pecho a la orilla del tiempo.
En mí los malos pensamientos.
En mí el decir estos cantares
que ya no sirven para nadie.
Soledad de las soledades.
Muérame yo, mujer, por verte,
contra la mar, ante mis ojos, siempre.
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