Independientemente de lo independiente y libre que sea nuestra alma, siempre llegamos al punto donde necesitamos crear la chispa a través del roce con otra alma.
A menudo anhelamos fuertemente ese contacto, otra veces el fogonazo llega y nos sorprende inesperadamente, dejándonos sin otra opción que la de calcinarnos a gusto en compañía de esa otra alma pirómana que se comparte contigo hasta que se apague la llama, si es que eso es posible.
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