Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Espero me perdone...

Espero me perdone. Prometí no escribirle después de aquella noche, pero mis ganas de saber de usted han podido más que todo mi maldito orgullo. 

Ayer la recordé, se preguntará el porqué, estoy seguro, bueno, he de decirle que ya no pienso más callar. 

Sabe a lo que me refiero, porque usted también lo siente. Me quiere de la misma manera que la quiero, pero se niega a aceptarlo porque tiene miedo de que no le corresponda. 

Pero le aseguro, que mis sentimientos son sinceros. Permítame ser quien cuide de sus sueños. 

No me silencie. No me rechace. 

O solo quedará el recuerdo de aquella noche y este poema.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario