Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Tus lunares

Y si en vez de hablar de política, 
hablamos de tus lunares. 
De las sonrisas que dejas clavadas 
en mi espalda cuando te vas. 

Y si en vez de hablar de fútbol, 
hablamos de cómo demonios pensábamos 
que esto no iba a funcionar. 

Y aquí estamos, 
gritándole al mundo que 
brillamos más que su sol.

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