Me gusta creer que somos de esos amores que nunca terminarán, porque las calles siempre se acordarán de nosotros, de las carcajadas y de lo enamorados que andábamos de arriba a abajo, y que por más que intentemos, jamás lograremos olvidarnos del todo. No, no porque no podamos seguir el uno sin el otro, simplemente porque una que otra madrugada la pequeña duda disfrazada de insomnio por saber qué habría pasado si siguiéramos juntos, nos quitará el sueño, nos hará poner nuestras canciones, leer los primeros mensajes y recordar las promesas que ahora nos tocara olvidar. Y es que aunque ya no estemos juntos, aunque nos toque hacer destino en otro lado y aunque andemos de otras manos, jamás olvidaremos lo bonita que fue esa chispa al vernos, lo bonito que encendió el fuego y lo bonito que nos calentamos ese ratito el pecho. Tal vez solo practicábamos, tal vez era el último simulacro, tal vez solo nos faltaba entender una lección más de este libro llamado amor, y ahora nos toca sonreír a lo lejos, deseándonos lo mejor y esperando que la próxima vez que lo intentemos sea la buena para ambos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario