Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

A veces no hay advertencias

A veces no hay advertencias. Las cosas ocurren en segundos. Todo cambia. Estás vivo. Estás muerto. Y todo sigue adelante. Somos delgados como el papel. Existimos a base de suerte, entre porcentajes, temporalmente. Y eso es lo mejor y lo peor, el factor temporal. Y no se puede hacer nada al respecto. Puedes sentarte en la cima de una montaña y meditar durante décadas, pero eso no va a cambiar. Puedes cambiar tu mismo y aprender a aceptar las cosas, pero quizá eso sea también un error. Quizá pensemos demasiado. Hay que sentir más, pensar menos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario