Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

RECIPROCIDAD Y AMOR

La reciprocidad en el amor es un baile en el que ambos bailarines se mueven al unísono, un abrazo en el que ambos se sienten seguros y protegidos, una melodía en la que ambos cantantes se complementan y se armonizan.

Es el equilibrio perfecto entre dar y recibir, entre amar y ser amado, entre ser vulnerable y ser protegido. Es sentir que el amor fluye en ambas direcciones, sin que uno tenga que esforzarse más que el otro para mantener la llama encendida.

Es saber que, aunque cada uno tenga su propia individualidad, sus intereses y sus propias metas, siempre estarán allí el uno para el otro, para apoyarse mutuamente, para hacerse más fuertes juntos.

La reciprocidad en el amor es un tesoro precioso que se cultiva con el tiempo, con la paciencia y la perseverancia, con la voluntad de dar lo mejor de uno mismo y de recibir lo mejor del otro.

Es un regalo que se da y se recibe, un fuego que se enciende y se mantiene vivo, una promesa de amor eterno que se renueva cada día.

Porque en la reciprocidad del amor se encuentra la felicidad más grande, la paz más profunda y la plenitud más sublime que se pueda experimentar en esta vida.

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