¡Oh, qué solitaria viene la lluvia
en este vasto campo desolado!
-¿Qué buscas? -Busco un alma a quien hablarle.
-¿Y no encuentras ninguna? -Ninguna.
¡Oh, qué solitaria viene la noche
en este vasto campo sin sembrar!
-¿Qué buscas? -Busco Dios para hablarle.
-¿Y no encuentras a Dios? -No, no hay nadie.
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